
El día 19 de febrero damos a conocer la vida de nuestras hermanas Oblatas Patronas de las diferentes Etapas de Formación, siendo una alegría y bendición personificar a nuestra madre Mariana Palacios, la señorita postulante Yosseline Loor, representa de una manera muy fervorosa los detalles más significativos que muestran la vida virtuosa dentro de la cotidianidad de nuestra hermana de nuestra Congregación y por ello elegida como Patrona de la Etapa del Prenoviciado.
El XXV Capítulo General declara como Patrona del Prenoviciado a la madre Mariana Palacios, porque, en ella puede releer la joven su Historia Vocacional, personal, pues, ella fue una mujer de dominio de si misma por la renuncia y la penitencia, el amor a la Divina Eucaristía, a la Pasión de Jesús, y, a los Dolores de la Virgen María, para alcanzar la salvación del mundo y la conversión de los pecadores. (PVO pág. 111)
Mediante una entrevista realizamos el siguiente guion:
Con mucho gusto hna. Danira les daré a conocer quien soy yo: Mi Nombre es Mariana del Espíritu Santo Palacios Bravo, nací en la ciudad de Cuenca en el año 1882, mis padres son el sr Manuel Palacios y la sra. Ana Bravo, mis padres decidieron trasladarse a vivir a Paute, llegamos a una casita muy humilde, pero llena de amor y de valores cristianos, tuve la oportunidad de formarme con las hermanas Oblatas, bajo la dirección espiritual del Padre Miguel Castro sacerdote Oblato.
Recuerdo que a mis 13 años me sentí atraída por el Divino Llamamiento a pesar de que mis padres no me apoyaban en esta decisión (como nos ha pasado a muchas de nosotras aquí presentes) y también ver el carisma, la entrega y la formación que las hermanas impartían a las niñas, fue algo que también llamó mucho mi atención.
Ingresé a mi primera etapa de formación el día 13 de abril de 1899, previo a esta fecha mis superiores me brindaron la oportunidad de culminar mis estudios y así formándome en muchos aspectos de mi vida, poco a poco tuve el consentimiento de mis padres e iba dando estos pasos en la Vida Religiosa Oblata.
El 18 de marzo de 1900 con gran alegría vestí mi primer hábito, y el 26 de mayo de 1901 fui admitida a la profesión religiosa con un profundo anhelo de santificación y perfección con el nombre de Mariana del Espíritu Santo.
La Divina Eucaristía constituyó el delirio de mi vida, constantemente hacia mis ejercicios de oración, meditación y hora santa.
Recuerdo que me quedé en la Iglesia, sin luz y bastante tenebrosa sufría tanto porque pensaban que yo tenía un espíritu maligno y le comenté a la hna. Rosa Morales ´´Lo ocurrido conmigo, lo sabrán el día del juicio´´ al día siguiente que me fueron a ver, me encontraron aislada en el confesionario sumamente descompuesta.
Mi experiencia como educadora fue de una gran gratitud con mi Dios por la oportunidad que me brindó, supe llegar a mis niñas e ir moldeando su corazón y su inteligencia, estuve 3 años con mis niñas en Girón donde obtuve mis mejores recuerdos.
En el año 1910 teníamos en casa a una hermana de servicio llamada Carmen con la terrible molestia de tuberculosis, con mucho cariño, le atendía, le llevaba todos los días la Comunión y en la ultima Comunión, que ella recibió, se le vino el vómito y la Hostia cayó al suelo, sin pensarlo mucho, incliné mi cuerpo y tomé la Hostia con la lengua y me la tragué, esto fue causa de mi contagio de tuberculosis.
El Padre Matovelle al verla sedienta y fervorosa le permitió la emisión de sus votos perpetuos, incluso el 4 voto el de inmolación el día 30 de mayo de 1913.
A los 8 meses de su decaída de enfermedad, su sed de padecimientos, todo su amor inmolado se le hicieron insoportables martirios, las palabras de ánimo la confortaba y la última recompensa que recibió de Jesús Sacramentado fue de haber muerto el 8 de enero de 1914 en un día del jubileo en el propio templo.
Cuando sus superiores pensaban que estaba poseída por un espíritu maligno, ella soñó que 4 indios la llevaban en hombros hacia la Iglesia, y sucedió que el día de su sepelio su cadáver fue conducido al templo de la Merced, entre los alegres repiques de las campanas que invitaban a la celebración de sus exequias donde la llevaban 4 hombres.
De los 10 hermanos que eran, la primera fue religiosa de los Sagrados Corazones la quinta fue Oblata y el sexto fue sacerdote.
Ella decía: “En el cielo mi manto será lujosísimo pues cada remiendo se trocará en una brillante estrella”, amaba tanto la pobreza religiosa.
´´Vivir Contigo quiero, Cordero del Sagrario, Santa Hostia del Calvario en aras del amor´´ era el estribillo que enseñaba siempre a sus niñas.