La Congregación de Religiosas Oblatas ha hecho de la educación su principal campo de apostolado, enfocándose en el desarrollo integral de la persona. Esta noble misión se refleja en su compromiso con la formación de valores morales, físicos e intelectuales, fundamentales para el despertar de la responsabilidad y la libertad auténtica. Desde sus inicios, tras la fundación de la Congregación, la educación ha sido la piedra angular de su labor apostólica, lo que ha llevado a la creación de numerosas obras educativas tanto dentro como fuera del país. Este legado educativo no solo ha contribuido al crecimiento personal de los individuos, sino que también ha tenido un impacto positivo en las comunidades donde estas instituciones operan, promoviendo así una sociedad más justa y equitativa.
La educación es un pilar fundamental en la misión de la Congregación Oblata, y su enfoque en la formación integral de niños y jóvenes es una labor admirable. A través de la pedagogía que combina los valores del Evangelio y los principios filosóficos matovellanos con métodos innovadores, se busca no solo impartir conocimientos, sino también fomentar el desarrollo personal y espiritual de los estudiantes. La colaboración con las familias es esencial, ya que refuerza el aprendizaje y los valores enseñados en la escuela, creando una comunidad sólida y un ambiente propicio para el crecimiento. Este enfoque holístico es lo que permite que la educación oblata trascienda las aulas y se convierta en una herramienta de transformación social.
La educación humaniza y personaliza al ser humano cuando logra que éste desarrolle plenamente su pensamiento y su libertad, haciéndolo fructificar en hábitos de comprensión y en iniciativas de comunión con la totalidad del orden real. De esta manera, el ser humano humaniza su mundo, produce cultura, transforma la sociedad y construye la historia (DA.330).
“La Educación es al que forma al hombre, y con ella, no hay ser alguno que nos pueda igualar ni en agilidad, ni en fuerza ni en viveza”. Julio Matovelle